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Proyecto Starcup 2010
Entrevista con Mauro Mariani, entrenador del Carismine
Le Carismine, el equipo femenino de fútbol 5 de la Comunidad Magnificat, quedó segundo en la Starcup 2010. La Starcup es un torneo de fútbol 5 organizado por la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Perugia – Città della Pieve en el que participan los jóvenes de los oratorios parroquiales y los grupos juveniles de los movimientos eclesiales. En este torneo, además de los partidos, hay bellos momentos de catequesis y una capilla con adoración eucarística durante todo el evento. Este año participaron más de 500 jóvenes de ambos sexos y el acontecimiento fue un verdadero éxito.
Entrevistamos a Mauro Mariani, en su primer año de noviciado, que fue entrenador del Carismine, para que nos contara algo sobre esta experiencia.
Mauro, ésta ha sido tu primera Starcup. ¿Cuál ha sido tu impresión? ¿Qué opinas de este evento?
Cuando me enteré de este acontecimiento, me puse inmediatamente a disposición para ayudar en cualquier función, desde árbitro a simple voluntario. En cambio, me ofrecieron entrenar al Carismine, ya que los chicos que anteriormente desempeñaban este papel estaban ocupados organizando el evento. Dada mi pasión por el fútbol y mi experiencia previa como entrenador, fue una alegría para mí aceptar esta propuesta. Debo decir que me sorprendió la participación de los chicos en todas las actividades propuestas durante el torneo, especialmente la catequesis y los momentos de adoración. Como adulto, puedo comprender cuánta gracia puede pasar a través de estos momentos. El ambiente durante el evento y también durante las semanas de espera fue muy agradable. Hubo un gran oratorio que duró cuatro días, en el que los jóvenes pasaban todo el día entre el deporte, la música y la espiritualidad.
Para ti, que has sido jugadora de fútbol 5, entrenadora en el sector juvenil del equipo de tu pueblo y en la liga uisp, ¿cómo fue la experiencia de entrenar a un equipo femenino en un torneo parroquial?
Al principio no sabía qué esperar, no sabía cuánto de mis conocimientos podría transmitir a estas chicas. Al final puedo decir que, como en cualquier experiencia de servicio, fue mucho más lo que recibí que lo que di. Encontré un grupo muy unido y también técnicamente preparado para afrontar este torneo. El compromiso y la voluntad que pusieron las chicas me hizo darme cuenta de que el objetivo de educar a través del deporte se cumplió, el equipo se marcó un objetivo e hizo todo lo posible para conseguirlo. Vivir el deporte de esta manera es un crecimiento y una lección de vida. El objetivo se nos escapó en la final, pero eso no es importante, lo importante es saber que hemos puesto todo de nuestra parte.
¿Qué es el Starcup fuera del campamento? ¿Cómo fueron los momentos de catequesis y adoración durante los cuatro días?
Todo el torneo está pensado para dar a los chicos de las parroquias la oportunidad de experimentar a Jesús vivo, siendo el fútbol sólo un pretexto, o más bien una herramienta. La mayoría de nuestras chicas ya tienen una experiencia consolidada y una relación profunda con Dios, pero los momentos de catequesis y adoración vividos juntos como equipo representaron una enseñanza más sobre la importancia de la vida comunitaria, sobre cómo afrontar los miedos, las pruebas y las alegrías juntos y con Dios. La catequesis de los dos primeros días, impartida por Giuseppe Piegai, se centró en advertir a los niños de los peligros del mundo y de la importancia de poner a Dios en el centro de la propia vida. La catequesis de los dos últimos días se centró en el redescubrimiento de la relación con Dios Padre, abordando las dificultades en la relación con el padre natural. También fue muy emotivo el testimonio del hermano Stefano, ex futbolista profesional que respondió a la llamada de Dios haciendo los votos en la orden franciscana y renunciando a su vida de futbolista.
¿Qué te llevas de esta experiencia?
¡Debo decir que nunca pensé que me emocionaría una experiencia en un contexto así! Para mí ha sido una gran alegría volver a vivir una experiencia de coaching y estoy aún más contento de que esta experiencia se me haya dado en el seno de la Iglesia, a la que volví hace unos tres años, gracias a la Comunidad, tras un periodo realmente difícil. Esta ha sido una experiencia especial para mí, de joven era de los que pensaban ‘más vale un día como león que cien como oveja’ y así vivía mi vida y el deporte, ahora en cambio, por gracia, puedo decir que es mejor un día en los salones del Señor que mil en otro lugar, y estos días me lo han confirmado. He vivido este evento como un gran regalo del Señor y estoy segura de que todos los jóvenes salen de esta experiencia sabiendo que Dios está siempre dispuesto a amarles, apoyarles y levantarles de sus caídas, como hizo conmigo.