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A cada le corresponde
una manifestación particular
del Espíritu
para el bien común

1 Corintios 12:7

La Comunidad Magnificat nació en la corriente de gracia de la Renovación Carismática Católica, fruto del redescubrimiento de Pentecostés en la Iglesia después del Concilio.

La experiencia fundante de pertenecer a la Comunidad Magnificat es la de laefusión del Espíritu Santo, que lleva a tomar conciencia de los carismas ordinarios y extraordinarios que -en este tiempo difícil para el mundo- Dios ha querido hacer sobreabundantes.

Desde su creación, la Comunidad Magnificat ha sido testigo de la relevancia de la profecía de Joel: «Después de esto, derramaré mi espíritu sobre todo hombre, y vuestros hijos y vuestras hijas se convertirán en profetas; vuestros ancianos tendrán sueños, vuestros jóvenes tendrán visiones. Sobre los esclavos y sobre las esclavas también derramaré mi espíritu en aquellos días. Haré prodigios en el cielo y en la tierra » (3, 1-3).

La comunidad también pudo ver cómo el Señor concedía a cada uno «una manifestación particular del Espíritu para beneficio común: a uno le es dado por el Espíritu el lenguaje de la sabiduría; a otro, el lenguaje de la ciencia; a uno, la fe por el mismo Espíritu; a otro, el don de curar por el mismo Espíritu; a uno, el poder de los milagros; a otro, el don de profecía; a otro, el don de discernimiento de espíritus; a otro, las variedades de lenguas; a otro, la interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas es el mismo y único Espíritu quien las obra, distribuyéndolas a cada uno como quiere «(1 Corintios 12: 7-11). Consciente de que no es depositaria para sí misma de los dones que le han sido confiados, deseosa de construir el Reino de Dios, la Comunidad ofrece a la Iglesia todo lo que sus pastores ven en ella que procede genuinamente del Espíritu, para que dispongan de ello libremente.

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