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200 de 5 naciones

En las alas del viento


Dos tardes juntos para unos 200 hermanos de 35 fraternidades de la Comunidad Magnificat. El tema: la música y el canto. A pesar de las limitaciones impuestas por la plataforma web y, para los 80 hermanos extranjeros, por la diferencia horaria y la traducción simultánea, el Espíritu nos llevó en las alas del Viento.

Tienda de David: ¿Por qué este título?
Tras la salida de Egipto, Dios camina por el desierto con el pueblo y acampa con él en un santuario móvil, una Tienda que alberga el arca y las Tablas de la Ley. Esta tienda es el lugar de la Šekinah, la presencia gloriosa de Dios. Unos siglos más tarde, el don aumenta de nuevo: David introduce cantores y músicos en la Tienda para que emitan sonidos de alegría (cf. 1 Crónicas 15:16). Y establece que algunos levitas permanezcan ante el arca del Señor como ministros para celebrar, agradecer y alabar al Señor, Dios de Israel (cf. 1 Crónicas 16: 4) .



He aquí que hoy Dios desea reconstruir la Tienda de David:«En aquel día levantaré la cabaña de David que está derrumbada; repararé sus brechas, levantaré sus ruinas, la reconstruiré como en los días de antaño«(Amós 9,11-12). Así como en otro tiempo David eligió levitas, hoy Dios llama a cantores y músicos para que le sirvan, mediante el sacerdocio bautismal, a fin de que, a través del canto, se facilite a todos los hermanos la entrada en la presencia del Señor, para adorarle y darle gloria.



El poder de la alabanza El cantor y el animador del canto, llenos de los dones y el carisma del Espíritu, ayudan a los hermanos y hermanas a levantar los ojos y las manos hacia Dios con una alabanza confiada y poderosa que aniquila al enemigo: «Puso a los cantores del Señor y a los salmistas, vestidos con ornamentos sagrados, delante de los hombres de armas, para que alabasen al Señor, diciendo: ‘Dad gracias al Señor, porque es eterno su amor’. En cuanto empezaron sus cantos de exultación y alabanza, el Señor tendió una emboscada contra los amonitas, los moabitas y los de la montaña de Seír, que habían venido contra Judá, y fueron derrotados «(2 Crónicas 20: 23-22).



El Espíritu como letrista ¿Pero qué canciones elegir? Sin duda, la acción del Espíritu resulta más eficaz si los textos tienen al Espíritu Santo como letrista. Cantar la Palabra, nos decía S.E. Mons. Nazzareno Marconi, es utilizar una gracia especial, por eso María, en elMagnificat, compone un canto utilizando varios versículos bíblicos. Poner música a la Biblia es hacer exégesis: la música guía tu corazón y tus emociones tomándote de la mano y te conduce al texto, ayudándote a comprenderlo, a entrar en él y a hacerlo tuyo.

Cantar es, pues, una gran ayuda en la oración, pero«que todo se haga decentemente y con orden«(1 Cor 14, 40). Es importante, por tanto, organizarnos para prestar a Dios el mejor servicio posible, según nuestras capacidades. No basta, pues, con tener carismas: debemos practicar en casa, manteniendo la práctica, estudiando nuevos cantos y retomando los antiguos. Nuestra oración personal es un lugar excelente para practicar.



Sembrar la semilla de la Palabra en todas partes Esa Tienda que se convierte en Cenáculo es el puerto desde el que zarpar, para evangelizar, porque la vocación comunitaria es salir, ser cantores que, como el sembrador, siembran la semilla en todas partes, en todo tipo de suelos.



Y Dios, una vez más, superó las expectativas… No podemos explicarnos, humanamente hablando, cómo fue posible vivir una experiencia tan intensa tras las pantallas de un PC o de un smartphone. Sólo Dios pudo superar las distancias, acogernos a todos en su corazón y poner en profunda comunión al pequeñísimo grupo que estuvo presente en S Manno con los hermanos en sus casas.


Gracias, pues, al Señor, pero también a tantos hermanos que co-construyeron este acontecimiento, permaneciendo entre bastidores: informáticos, traductores, catequistas, la Secretaría General, los responsables de las fraternidades, los Directores Generales…

¡Gracias a todos en el nombre del Señor!

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