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Alianza
Moisés tomó el libro de la Alianza
Éxodo 24, 7
y lo leyó en presencia del pueblo.
Ellos dijeron: «Lo que ha dicho el Señor
lo cumpliremos y te escucharemos».
L’Alianza es el compromiso solemne de dedicar la vida al Señor que convierte a un hermano o hermana en miembro de la Comunidad.
Pronunciado tras un tiempo de noviciado y renovado anualmente, este compromiso contiene en su núcleo las cuatro promesas que el Señor pidió por primera vez a la Comunidad: pobreza, perdón permanente, construcción del amor, servicio. Son un camino a la santidad.
A través del camino que trazan en la vida de cada aliado, le guían, en cada relación, partiendo siempre de un conocimiento profundo de la propia pobreza personal, para abrirse a un perdón permanente del prójimo, para la construcción del amor cristiano con todos, en una perspectiva de servicio.
Este es el texto del Compromiso, que los aliados firman en su propia página del Libro de la Alianzaque conservan las hermanas delAgnus Dei en Perusa:
Consciente de mi llamada a formar parte de la Comunidad Magnificat, para servir a Dios, glorificarlo, amarlo y amar a mis hermanos y hermanas construyendo con ellos un solo cuerpo; no confiando en mis propias fuerzas, sino sólo en el Señor y queriendo dedicarle mi vida:
ME COMPROMETO
- Ser fieles a las promesas de Pobreza, Perdón Permanente, Construcción del Amor y Servicio;
- Ser testigo de Cristo anunciando el Evangelio, participando plenamente en la vida y misión de la Comunidad, según mis carismas;
- Dedicar un tiempo diario a la oración personal, celebrar diariamente la Eucaristía y reservar un tiempo semanal para la adoración eucarística;
- Construir relaciones de amor cristiano con todos, particularmente compartiendo mi vida con mis hermanos y hermanas de la Comunidad y con todos aquellos que el Señor añada a ella;
- Vivir el acompañamiento espiritual en la Comunidad, sostener la vida y la misión de la Comunidad con el diezmo y acoger el ministerio de los responsables.
Consciente de la vida y los fines de la Comunidad expresados en la Regla y deseando, como María, unir la contemplación a la acción, declaro ante Dios y los hermanos mi voluntad de vivir como miembro de la Comunidad.
Amén.