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Oración, ayuno, misericordia

«Quien quiera encontrar el corazón de Dios abierto a él no cierre el suyo a los que le imploran».

«Tres cosas, tres cosas, oh hermanos, por las que la fe se mantiene firme, la devoción perdura, la virtud permanece: la oración, el ayuno, la misericordia. Aquello por lo que la oración llama, el ayuno obtiene, la misericordia recibe. Estas tres cosas, oración, ayuno, misericordia, son una y reciben vida la una de la otra.

El ayuno es el alma de la oración y la misericordia la vida del ayuno. […] Por tanto, el que ora, que ayune. Quien ayune, que tenga misericordia. Quien al pedir desee ser respondido, que sea respondido quien pide. Quien desee encontrar el corazón de Dios abierto hacia él, que no cierre el suyo a los que le imploran. […] El que espera compasión, que tenga compasión. El que pide misericordia, que la ejerza. El que quiera un don, que abra su mano a los demás. Es un mal solicitante quien niega a los demás lo que pide para sí mismo.

Oh hombre, sé para ti la regla de la misericordia. La misericordia que quieras para ti, úsala para los demás. La amplitud de misericordia que deseas para ti, tenla para los demás. Ofrece a los demás la misma misericordia que deseas para ti. […]

Aquello… que has dado por misericordia volverá abundantemente a tu granero. Por tanto, oh hombre, para que no pierdas por querer guardar para ti, da a los demás y entonces cosecharás. Da para ti, dando a los pobres, pues lo que hayas legado a otro, no lo tendrás».

(De los Discursos de San Pedro Crisólogo, Obispo – Disc. 43; PL 52, 320 y 322)

Oh hombre, sé para ti mismo ¡la regla de la misericordia!

Queridos Operadores y Colaboradores de la Operación Pequeño Hermano, ¿qué legado queremos construir? ¿Qué queremos recoger al final de este tiempo de Cuaresma?

Hay tres cosas, tres, oh hermanos, por las que la fe se mantiene firme, la devoción perdura, la virtud permanece: la oración, el ayuno, la misericordia

Así pues, dediquémonos a ellos, sobre todo sin olvidarnos de concretar la misericordia, compartiendo lo poco o lo mucho que tenemos con los que esperan misericordia.

¡Que Dios te bendiga!

Orestes y el equipo ejecutivo

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