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La multitud de los
que se habían hecho creyentes
tenían un solo corazón y una sola alma

Hechos de los Apóstoles 4:32

De los primeros cristianos, con una expresión muy sencilla pero significativa, los Hechos de los Apóstoles nos dicen que«permanecían unidos«. La Comunidad Magnificat lo ha experimentado espontáneamente desde el principio: si Jesús es el centro de la atención de todos, acercarnos a él nos acerca inevitablemente los unos a los otros, compartimos el mismo espacio y la vida se hace común; el soplo del Espíritu forma y anima entonces la Comunidad.

La forma que ha adoptado la vida comunitaria se materializa en Fraternidades de personas, que viven en un espacio no demasiado amplio territorialmente. La amplitud puede corresponder a una parroquia o a una ciudad, o a un municipio; especialmente en los primeros tiempos, cuando se está formando una Fraternidad, la zona de la que proceden las personas puede ser incluso mayor.

Para que exista una fraternidad, debe haber al menos tres aliados que tengan concretamente la posibilidad de frecuentarse asiduamente y de comunicarse mutuamente la experiencia de Dios.

La experiencia comunitaria en una fraternidad tiene ciertos elementos indispensables que la caracterizan:

reunión semanal de oración de la comunidad carismática;
el camino del crecimiento;
la participación común en la Santa Misa y en la Adoración Eucarística;
jornadas y retiros comunitarios
;
evangelización
;
el servicio.

Reunión semanal de oración comunitaria carismática


Este es el centro de todo: pasar un tiempo comunitario en la presencia de Dios para alabarle, adorarle, escuchar Su Palabra, responder coralmente a Sus invitaciones… Se trata de un encuentro abierto a todos en el que, al estilo de la Renovación Carismática Católica, se pide al Espíritu Santo que sea el «director»: por tanto, no hay un esquema predeterminado, dejando que el Señor actúe como quiera en el cuerpo de los hermanos y hermanas reunidos y en cada uno de ellos.

Esta reunión se inspira en lo que el apóstol Pablo describe en los capítulos 12-14 de su primera carta a los Corintios.

La Palabra de Dios que caracteriza la reunión, recibida con sencillez y leída en secuencia a lo largo de las semanas, constituye no pocas veces un verdadero «discurso de Dios» dirigido a la fraternidad, que indica el punto de conversión comunitaria o la prioridad en la que centrarse.

La experiencia mostró a la Comunidad cómo en esos encuentros el Señor se deja encontrar, especialmente por los que participan por primera vez, sintiendo la presencia viva de Dios en esa asamblea, hablando y actuando.

El camino del crecimiento

El camino de crecimiento es un itinerario anual, marcado por catequesis preparadas por los Responsables Generales, relativas a la profundización de la Palabra de Dios y orientadas al crecimiento en la vida personal y comunitaria. El camino de crecimiento se articula en encuentros periódicos vividos bien en toda la Fraternidad reunida, bien en grupos más reducidos, llamados Cenáculos, formados por un máximo de ocho hermanos y hermanas.

En las reuniones de camino, se profundiza en el tema anual intercambiando reflexiones sobre la palabra de Dios y revisando la vida, animándose mutuamente en el camino de la conversión.

En tales encuentros, sobre todo en los más restringidos, se crece en el conocimiento mutuo y se entra en confianza, abriéndose -en la confidencialidad que se promete observar respecto a lo que allí se confía- a conocerse progresivamente mejor, hasta llegar a ser verdaderamente un solo corazón y una sola alma, poniéndolo todo en común.

Además de las reuniones organizadas, los miembros de la Comunidad, en la medida de lo posible, buscan otras ocasiones en su vida cotidiana para confraternizar y alegrar la vida comunitaria, para aprender a acoger a cada persona como piedra viva y morada de Cristo.

Participación común en la Santa Misa y en la Adoración Eucarística

Quienes forman una fraternidad saben que pueden construir su vida personal y comunitaria con Jesús y sobre Jesús, por lo que participan diariamente en la Eucaristía y, al menos una vez a la semana, en la adoración eucarística.

Cuando el lugar donde viven lo hace posible, intentan vivir estos dos momentos no como «devociones» personales, sino con la conciencia de que forman parte de un cuerpo más grande, el de la Fraternidad. Por ello, prefieren asistir a la misma Misa que la mayoría de sus hermanos y hermanas de la Comunidad.

La propia Fraternidad procura tener su tiempo de adoración eucarística semanal, organizándolo y animándolo adecuadamente, abierto a todos.

Jornadas y retiros comunitarios

Para fomentar la vida fraterna y la acogida, cada fraternidad organiza con frecuencia jornadas comunitarias y, al menos una vez al año, retiros de varios días, abiertos también a los no miembros.

En estas ocasiones rezamos juntos, escuchamos la Palabra de Dios, celebramos la Eucaristía, compartimos y comemos juntos, imitando a la primera comunidad cristiana que perseveraba«en la enseñanza de los apóstoles y en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones«(Hch 2,42).

Evangelización

«La Comunidad ha nacido para la nueva evangelización» dice el Preámbulo del Estatuto de la Comunidad, por tanto, allí donde la Comunidad vive, en las Fraternidades, es donde evangeliza: con el testimonio de vida fraterna, con actividades dirigidas, con el anuncio de persona a persona.

La evangelización, más que una «actividad» de la Fraternidad, es la… ¡la Fraternidad misma!

Servicio

Jesús estuvo en medio de los suyos«como quien sirve» (Lucas 22:27). Siguiendo su ejemplo, todo aliado y toda fraternidad quieren estar en medio del mundo al servicio de todos para la construcción del Reino de Dios.

El primer ámbito de servicio es naturalmente la Iglesia, a cuyos pastores la Fraternidad ofrece generosamente su disponibilidad, según los carismas recibidos, para lo que necesite.

Luego está todo el ámbito interno de la Comunidad, en particular con el cuidado de las personas que acuden a ella para recibir evangelización, atención pastoral, amor. Cada aliado, según el compromiso asumido en la Alianza, se compromete al menos a una misión de servicio estable que se le confíe.

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